Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1869-1871 (Cortes Constituyentes de 1869 a 1871)
Sesión: 5 de octubre de 1869
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Garrido y al Sr. Marqués de Albaida
Número y páginas del Diario de Sesiones: 132, 3.848
Tema: Suspensión de las garantías constitucionales

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Voy a hablar de otras palabras más graves que ha pronunciado el Sr. Diputado, y sobre las cuales pide el Gobierno una retractación absoluta, que las retire. El Sr. Garrido se ha permitido decir que las Cortes se han vendido a un rey extranjero. (Varios señores Diputados: Las ha retirado.) No las ha retirado; y si lo ha hecho, yo pido que vuelva a retirarlas, y las retire en absoluto.

El Sr. Presidente: Sr. Ministro, óigame V. S. Las Asambleas todas siempre y mucho más en ciertos momentos, tienen por suprema virtud la prudencia: yo se la recomiendo mucho a S. S. He dicho antes que el honor de la Asamblea está al cuidado de a Presidencia. Yo no permitiré nada que pueda ofenderla, y esas palabras han sido explicadas, se han desvanecido, y además el señor Diputado las ha retirado en absoluto. En estas ocasiones, Sr. ministro, no puede decirse más. Crea S. S. que la Asamblea está completamente satisfecha, por más que en estos momentos de calor algunos lo vean de diferente manera.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Sr. Presidente, sin duda yo no he entendido bien; yo creo que ese señor diputado ha querido explicar las palabras; creo que las ha explicado, pero no he oído que las haya retirado. (Grandes rumores. -Voces: Sí, Sí.)

El Sr. Presidente: Sr. Ministro, el Presidente asegura a S. S. que están retiradas por completo; así lo ha dicho: "las retiro, las retiro enteramente, " y no lo ha dicho una, sino dos veces.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Sr. Presidente, permítame S. S. hacer una pregunta: señor Garrido, ¿ha retirado S. S. esas palabras?

El Sr. CASTELAR: Lo ha dicho el Sr. Presidente, y no debe ponerse en duda su palabra. (Rumores)

El Sr. Presidente: Orden, señores.

(Los Sres. Figueras, Castelar y Orense piden la palabra)

El Sr. Presidente: Vuelvo a reclamar el orden.

El Sr. MARTOS: Pido la palabra. Nadie tiene derecho a poner en duda la palabra del Sr. Presidente de la Asamblea. Grandes murmullos, confusión)

El Sr. Presidente: Orden, orden, Sres. Diputados. En el Diario de Sesiones consta todo, y se leerá.

El Sr. FIGUERAS: Sr. Presidente, si S. S. me permite decir cuatro palabras sobre lo mismo, todo esto que parece una gran montaña desaparecerá como una nube de verano. S. S. ha dicho que Sr. Diputado ha retirado sus palabras; todos lo hemos oído. El Sr. Ministro de la Gobernación sin duda no lo ha oído bien. Yo no dudo de la palabra del Sr. Presidente; pero si hay quien dude de ella las notas taquigráficas resolverán.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): No sólo no dudo de la palabra del Sr. Presidente, sino que la creo sin vacilación de ninguna especie.

El Sr. ORENSE: Luego?

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Luego? Voy a contestar al Sr. Marqués de Albaida.

Como al mismo tiempo que el Sr. Presidente decía que había retirado sus palabras el Sr. Garrido, yo veía que el Sr. Garrido, cuando no lo veía el Sr. Presidente, decía que no (Grandes tumultos. -Varios Sres. Diputados: Decía que no; es cierto que hacía signos negativos), yo quería que el Sr. Garrido no se permitiera negar las palabras ni la autoridad del Sr. Presidente. (Varios señores Diputados piden la palabra.).

El Sr. PRESIDENTE: No hay palabra; dispénseme S. S. por un momento, Sr. Ministro de la Gobernación.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Con mucho gusto.

El Sr. PRESIDENTE: Se leerán las palabras del Sr. Garrido, quien las retirará o las mantendrá. Esta es una cuestión de método sometida a la mesa.

(Transcurridos algunos momentos mientras se traducías las notas taquigráficas, dijo)

El Sr. PRESIDENTE: Se van a leer las palabras del Sr. Garrido tales como están en las notas taquigráficas. Sr. Secretario, sírvase S. S. leerlas.

El Sr. Secretario (Marqués de Sandoal) (leyendo): Pues bien, Sr. Presidente, yo no he querido ofender a las Cortes Constituyentes con esta hipótesis; pero si según S. S. es ilegal el presentar esta suposición, yo no quiero presentar aquí nada ilegal, y lo retiro.

El Sr. PRESIDENTE: ¿Son estas las palabras?

El Sr. GARRIDO (D. Fernando): Sí, señor.

El Sr. PRESIDENTE: Sr. Ministro de la Gobernación, vea S. S. cómo el Presidente ni por un momento ha podido permitir que quedara en suspenso la altísima honra de la Asamblea Constituyente. Queda terminado este incidente.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: ¿Sobre lo mismo?

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Sobre lo mismo; porque de las palabras que el Sr. Presidente acaba de pronunciar podría deducirse que el Ministro de la Gobernación ha puesto en duda el deber cumplido del Presidente para sostener la alta dignidad de la Cámara.

No ha sido eso, Sr. Presidente; ha sido porque un señor Diputado se atrevía a poner en duda eso, negando por señas, como lo ha podido ver la Asamblea, las palabras que S. S. ha pronunciado; y por eso, y para confirmar la autoridad del Presidente, para que no hubiera un Diputado que la pusiera en duda, es para lo que he hecho la pregunta al Sr. Diputado que se permitía dudar de la palabra el Sr. Presidente. Conste, pues, esto.

El ministro de la Gobernación, en nombre del Gobierno, no sólo no ha puesto en duda la palabra del Sr. Presidente, sino que ha querido evitar que haya en Sr. Diputado que la ponga. No tengo más que decir.



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